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domingo, 13 de julio de 2014

LA HISTORIA DE LOUIS WASHKANSKY


Probablemente para la mayoría de las personas el nombre Louis Washkansky no tenga ningún significado, mucho menos podrían relacionarlo con uno de los hechos científicos más relevantes de mediados del siglo pasado, este hombre de origen Lituano quien inmigro hacia Sudáfrica en 1922 siendo un niño de 11 años, en su juventud se destacó como un gran deportista especialmente en la práctica del futbol, la natación y la halterofilia; Además participó activamente en la segunda guerra mundial luchando en Italia, en  el Norte y oriente de África, a sus 50 años su salud empezó a verse afectada, padeciendo de diabetes y una enfermedad coronaria incurable que le llevó a sufrir tres infartos de miocardio y por consiguiente de una insuficiencia cardíaca que le auguraba pocas expectativas de vida,  estas circunstancias lo convirtieron en el candidato perfecto requerido por el doctor Christiaan Barnard, un joven médico cirujano con un doctorado en cardiología, quien vio en el caso de Washkansky la oportunidad propicia para realizar (después de innumerables prácticas experimentales con perros) lo que sería el primer trasplante de corazón efectuado en un ser humano.

Esta operación una vez se consiguió el donante y se realizaron los exámenes de rigor tuvo lugar el  3 de Diciembre de 1967, la cual fue presidida por el propio Dr. Barnard y asistida por 20 cirujanos con una duración de 9 horas, y a pesar que Louis Washkansky murió 18 días después a causa de una neumonía, esta intervención no solo fue considerada un total éxito sino el inicio de una nueva etapa en la ciencia médica llena de esperanza para aquellas personas cuya única opción de vida es poseer un nuevo corazón.    

En cuanto a la vida espiritual todo ser humano nace con un corazón muerto y por ende privado de sensibilidad para Dios, condición que solo puede ser superada con el trasplante de uno nuevo, Pablo dice que sin esta intervención el hombre está imposibilitado para percibir las cosas espirituales, porque para él son locura y no las puede entender. 1 Cor. 2:14, en tal situación la Biblia también afirma en Jeremías 17 que el pecado esta esculpido en la tabla de nuestro corazón con cincel de hierro y con punta de diamante, por lo cual este es engañoso y perverso, de tal dimensión es este problema que anula cualquier capacidad humana de justicia, es decir está inclinación al mal supera la suficiencia moral  del hombre “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;” Romanos 8:7.

En tal sentido todo intento de moralizar una sociedad por medio de leyes so pena de castigos o por otro lado erradicar la impureza y el pecado dentro de la iglesia por medio métodos inmersos en sistemas humanistas tales como la sicoterapia y la neurolingüística, serán esfuerzos infructuosos mientras el corazón del hombre siga siendo el mismo y es en este contexto que Dios presenta una de las mas maravillosas promesas hechas a su pueblo diciendo:“Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,” Eze 11:19,  Claramente Dios ofrece arrancar el corazón muerto e insensible y poner uno vivo y perceptivo a su Palabra, lo cual implica una nueva naturaleza con la capacidad para andar en sus estatutos, ya no como resultado de nuestra idoneidad o el deseo humano de implementar cambios a nuestra conducta, sino el poder transformador de Dios es quien obra, colocando en sus hijos el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Una vez más vemos en las escrituras la importancia una naturaleza cambiada, a esto llamó el  señor Jesucristo el nuevo nacimiento, ofrecimiento hecho desde los tiempos de la dispersión del pueblo de Israel, este es el nuevo pacto advertido en Ezequiel 36:27 y “pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra” no como el pacto primero hecho a los patriarcas sino uno en el que caben todos aquellos que han sido engendrados por el Padre, en quienes el sobrescribe su ley en sus mentes y en corazones, lo cual a su vez se convierte en evidencia del milagro que ha ocurrido. En ellos se ha realizado una intervención superior a la ocurrida en la vida de Louis Washkanky, porque esta no ha sido ejecutada por hombre alguno sino por la mano del mismo Dios, estas vidas sin esperanzas han sido renacidas no de simiente corruptible, sino una incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 

El que tiene oídos para oír, oiga.
   

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