Aunque el término “El término ´Hijo de Dios¨ se
refiere preeminentemente a la deidad de Jesucristo (Mat. 11:25-27; 16:16-17) ya
que él es uno en esencia y gloria con Dios el Padre los creyentes en Cristo por
medio del beneficio de la adopción hemos sido hechos hijos de Dios.
La palabra adopción en el Nuevo Testamento
significa colocarse como hijo, se trata de un término utilizado en la práctica
de la sociedad Romana del primer siglo, que hace referencia a una acción legal
por la cual una persona toma en su familia a un niño que no es suyo, con la
finalidad de tratarlo y darle todos los privilegios de un hijo propio. El niño
adoptado legalmente tiene derecho a los privilegios y todos los derechos de un
hijo natural. Pablo utiliza este término como una ilustración de la obra
regeneradora que Dios ha dado al pecador que cree, y que aun cuando no es un
hijo natural, su posición como hijo es exactamente igual a la de de este. La Adopción
es el acto del Espíritu Santo mediante el cual regenera al nombre pecador y lo
convierte en miembro de la familia de Dios, Siendo nosotros "hijos de
ira" por naturaleza tal como lo dice Efesios 2:3 la gracia salvadora del
Padre nos hace sus hijos amados, dándonos todos los privilegios y obligaciones
de los miembros de la familia de Dios.
Al tratar de describir los beneficios inherentes a la adopción
es casi imposible buscar analogías humanas, ya que la adopción a la cual se
refiere la Biblia es superior a cualquier cosa que ocurra en la tierra, ya que
concede a los que son objetos de ella no solamente un nuevo nombre, una nueva
condición legal, y una nueva relación familiar, sino también una nueva imagen,
la imagen de Cristo (Ro. 8:29), sin embargo vale la pena describir algunos de los
privilegios que otorga la adopción al creyente:
PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA:
Los padres terrestres pueden adoptar niños y amarles en gran
manera; sin embargo, no les es posible impartir a ellos su espíritu como
quisieran. No son dueños de los factores hereditarios. ¡Cuando Dios adopta,
imparte a su vez su Espíritu, por tanto el concepto bíblico de adopción indica no solo la posición de hijo y
los privilegios que se derivan de ella, sino que implica que el adoptado exhibe
las mismas cualidades que Dios Padre le otorga al darle vida por medio de su
Santo Espíritu, dicho de otra manera este llega a
ser participantes de la naturaleza Divina. 2 Pedro 1:3-4
HERENCIA ETERNA
Por otro lado la herencia que otorgan los padres adoptivos
terrenales se limitan solo a esta vida, El Padre eterno nos hace herederos
conforme a la esperanza de la vida eterna. Tito
3:7 “para que justificados por su
gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”. La adopción también nos permite participar de
esta herencia conjuntamente con el amado unigénito del Dios padre al hacernos coherederos
juntamente con él. Romanos 8:17 “Y si
hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
EL TESTIMONIO DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS
Otro beneficio es el que se nos comunica la
paternidad divina por medio del testimonio que nos da el Espíritu Santo a
nuestro espíritu, persuadiéndonos del amor incondicional del Padre. Romanos 8:15-16 Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu
de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. •El
Espíritu Santo es quien hace que el creyente le diga a Dios, Abba Padre, y es
el Espíritu Santo quien hace levantar un clamor dirigido a Dios y busque en él
la solución a cada problema o necesidad por medio de la oración. Dicho de otra
forma Dios envió a los corazones de los hijos adoptados a su Espíritu Santo
para que puedan disfrutar de la relación de hijos con él.
Por otro lado si estudiamos detenidamente Efesios
1:5 “en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad,” vamos a poder ver las condiciones en que se da la bendición de la
adopción y son las siguientes:
EN AMOR
La base
de la adopción es su gracia que lo mueve misericordiosamente a actuar en amor
incondicional a favor del mísero ser humano caído a condenación eterna. Este
amor es incondicional y unilateral, 1 Juan 4:10 dice “En esto consiste el amor: no
en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” La adopción no solo una simple
determinación divina, es además un acto supremo de deleite, él nos amó con amor
eterno. Jeremías 31:1, El ser hechos hijos de Dios es una manifestación
grandiosa del amor de Dios por sus escogidos. 1 Juan 3:1 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que
seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le
conoció a él.”
NOS PREDESTINÓ PARA QUE FUÉSEMOS HIJOS
La bendición en Cristo indica que Dios nos
predestinó para ser adoptados hijos suyos. Dios decidió de antemano nuestro
destino, la palabra predestinó usada aquí viene de la palabra griega PROORIZO
que significa: ordenar, determinar un destino o un horizonte de manera
anticipada, en tal sentido el texto nos dice que Dios el padre ordenó todo
previamente para que se cumpliese su propósito soberano. Predestinar indica que
Dios organizó el curso de nuestra vida, el tiempo, los acontecimientos y cada
uno de los detalles necesarios para que se llevase a cabo lo que Él determinó
en la eternidad pasada. Si hoy somos hijos, es porque ha sido el resultado de
la planeación y ejecución perfecta del Dios soberano, misericordioso y amoroso
tal como lo muestra Gálatas 4:4-5 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción
de hijos.”
POR MEDIO DE JESUCRISTO:
La adopción indica que Dios nos dio una
posición privilegiada de hijos, cambiando por medio de Jesucristo nuestra
condición de esclavos bajos los rudimentos del mundo a la condición de
beneficiarios de la adopción de Hijos y con ello también herederos de Dios por
medio de Cristo. Gálatas 4:7 “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero de Dios por medio de Cristo”.
Cristo es la persona
divina en quien se ejecuta la adopción y todas las demás obras complementarias
a ella. El creyente fue unido a Cristo y a su vez a Dios por medio de él, para
mantenerlo en una relación eterna. Cristo obró la redención con su sangre. El
Creer en Cristo, los creyentes son ubicados en la posición de Hijos. Jn 1:12 dice: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
SEGÚN EL PURO AFECTO DE SU VOLUNTAD
La adopción ocurre por el afecto de la voluntad
divina hacia nosotros. El vocablo afecto indica que Dios se agrada a sí mismo
en ejecutar su voluntad para favorecer a un hombre en la condición humillante,
frágil de esclavitud. A Dios le place mostrar su misericordia, su gracia
amorosa a nuestro favor. El puro afecto indica la calidad divina,
misericordiosa, amorosa basada en sus determinaciones soberanas. El puro afecto
indica su actitud continua hacia aquellos que planeó que fuésemos sus hijos
eternamente.
La adopción implica que el niño adoptado pierde
todos los derechos y privilegios en su antigua familia y ganó todos los
derechos legítimos de un hijo en su nueva familia. Él obtuvo un nuevo padre, y
se convirtió en el heredero de los
inmuebles de este nuevo padre. Él se convirtió en coheredero con los demás
hijos. En los ojos de la ley, la vieja vida ha sido completamente borrada.
Todas las deudas fueron totalmente canceladas, es absolutamente un hijo de su
nuevo padre.
Efesios 1:5 deja claro que no podemos perder
nuestra adopción. Porque Jesús Cristo pagó el castigo de la deuda de nuestros pecados en su
totalidad, nada se interpone en el camino de nuestra nueva condición de hijo
legítimo de un Dios que lo ha colocado como parte de su familia.
El que tiene oídos para oír, oiga.