Si queremos hablar del perfil
de una mujer de Dios dentro del matrimonio, primeramente debemos determinar cuál
es la responsabilidad que tiene el varón respecto de su esposa “…porque el
marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia,...”
Efesios 5:23 y entender además cuales son las implicaciones reales de esta
verdad bíblica, ya que para nada significa ser un tirano, ni alguien que ejerce
el autoritarismo, ni abusa de su posición para tomar ventaja sobre su esposa,
sino por el contrario asume el compromiso que tiene delante de Dios de amarla y
entregarse a sí mismo por ella, como Cristo lo hizo con la iglesia. Ser un
verdadero esposo nunca será fácil, puesto que implica dar ejemplo y formación a
su familia cada día respecto del andar en conformidad a la voluntad de Dios.
El problema actual de los
matrimonios es que cada uno considera que debe dar a su cónyuge el trato que se
merece, sin embargo este racionamiento no se ajusta a lo que enseña Dios en su
palabra, “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;…” 1
Pedro 3:1 Otro pensamiento frecuente es
creer que a través de una discusión en donde demandamos nuestros derechos,
vamos a conseguir lo que queremos, pero la realidad es que así nunca se obtiene
nada. “…para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin
palabra por la conducta de sus esposas,” 1 Pedro 3:1.
Una mujer que implementa las
discusiones como manera de cambiar a su cónyuge, se encuentra con un esposo que
reacciona con el silencio o que escapa de la casa porque ya no quieren discutir
más. Dios que conoce a las mujeres les manda a que cuiden su lengua, es más
efectivo persuadir con nuestro estilo de vida, pero es más fácil hablar que
vivir.
Pero qué pasa si una mujer
se somete a la Palabra de Dios pero su esposo no lo hace, la respuesta nos la
da las escrituras, “No os venguéis
vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar
a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré,
dice el Señor.” Romano 12:9
Otra consideración
importante es entender que si bien la mayor necesidad de la esposa es una
manifestación clara y permanente de amor, la más grande necesidad del varón es
el respeto, “considerando vuestra conducta casta y respetuosa” 1 Pedro 3:2, la
manera más efectiva de destruir a una familia es destruyendo al esposo, y la mejor forma de destruir a al esposo es
irrespetándolo, pero además Dios está hablando del modelaje de nuestro hijos,
la hija que ve que su madre que no se sujeta a su esposo, esta futura esposa
nunca se sujetará a su marido.
Vivimos en una cultura donde
se exalta la belleza física, y no solo eso sino que además se coloca por encima
de todo valor moral y espiritual, esta sociedad adaptada a la inmoralidad e
inmersa en la sensualidad, donde el mostrar sin dejar nada a la imaginación es
sinónimo de belleza, debe entender que
el mejor adorno de una mujer es su carácter, “Vuestro atavío no sea el externo
de peinados ostentosos,… sino el interno, el del corazón, en el incorruptible
ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de
Dios.” 1 Pedro 3:3-4
La mujer desempeña un papel
importante dentro del propósito de Dios para la familia como ayuda idónea y
coheredera de la gracia de la vida, lamentablemente el feminismo ha llegado no
solo a afectar el orden natural establecido por Dios para el hogar, sino que ha
tocado la puerta de nuestras congregaciones cristianas, en donde el rol de
autoridad se les ha concedido al género femenino.
El que tiene oídos para oír,
oiga.
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