La mayoría de las personas
respondería a esta pregunta diciendo que es un tiempo de paz y alegría, un tiempo
de celebración por que recordamos que el redentor del mundo se hizo hombre para
salvarnos, si embargo en el sentido práctico esta festividad se ha convertido
en una época de consumismo en donde el tener, comer y regalar no solo es lo mas
importante sino lo esencial, es por eso que esta fecha se relaciona mas con
papa Noel o Santa Clauss, que con aquel que sustenta el universo con la palabra
de su poder.
La encarnación del verbo es uno de los hechos más maravillosos y
trascendentales de la historia humana, Sin Cristo no habría la expiación ni perdón de pecados, ni esperanza alguna
para nuestra salvación, pero su nacimiento no es el inicio del autor de la vida, el evangelio de Juan dice acerca de su preexistencia “En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era
en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada
de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella. Juan 1:1-5
Los
profetas lo anunciaron, Isaías dijo categóricamente: “Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Llegado el tiempo establecido, Dios cumplió
su promesa “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan
1:14, El Cristo fue enviado a este mundo para nacer de una virgen, vivir bajo la
ley para guardarla, andar sin pecado, mostrar su justicia y perfección, ir a la
cruz para cargar nuestros pecados y allí
morir en nuestro lugar, satisfacer la justa ira de Dios, reconciliar al hombre
con su creador e imputar a quienes creen su justicia. “Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él.”(2Co 5:21).
La navidad no
se limita a un solo día, de hecho no sabemos a ciencia cierta la fecha exacta
de su nacimiento, no consiste en intercambiar regalos, la vida eterna es la más
grande dádiva para ti y para mi (Rom. 6:23), no es disfrutar de una exquisita
cena, la mejor de ellas está reservada para los bienaventurados en aquel gran día
(Apo. 19:9), tal vez por estas razones los apóstoles nunca celebraron esta
festividad, tampoco ordenaron hacerlo, la
navidad es estimar cada día el valor la obra redentora del salvador, pues un Dios
infinitamente justo, quien declara que “… de ningún modo tendrá por inocente al
culpable” debía proferir para nosotros
sentencia de muerte, en lugar de esto proveyó para sus escogidos, un cordero
sin mancha para que fuese la propiciación por sus pecados, mostrando su amor y
misericordia sin dejar de ser justo y Santo, dándonos así el maravilloso
beneficio del perdón, dándonos la posibilidad de afirmar: “Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu.” Rom. 8:1.
Lo que el
mundo llama navidad, bíblicamente es solo el inicio de la última etapa del proceso
de salvación para el hombre, el mayor ofrecimiento para la humanidad al
rechazarla no hay esperanza alguna para tu alma, quien será llevada cautiva a
prisiones eternas, pero si vienes a Cristo el no te echará fuera, te recibirá,
Él le lavará, Él te salvará, te abrirá las puertas del cielo para que disfrutes
de su gloria por siempre.
La buena
noticia no es solo que el Cristo nació en un pesebre, sino que él murió por mis
pecados, resucitó como prueba de que su sacrificio fue aceptado por el Padre, subió a los cielos y hoy reina el universo a la diestra del padre, por tanto el nacimiento de jesús es solo un aspecto de su paso por la tierra, tal vez por esta razón él nunca ordenó celebrar su cumpleaños, el
mandato es recordar hasta el día de su retorno y a través de la cena del señor, que su cuerpo
fue partido y que su sangre fue derramada por muchos. 1 Cor. 11:24-26; Mat.
26:28
El que
tiene oídos para oír, oiga.