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miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿QUE ES LA NAVIDAD? UNA PERSPECTIVA BIBLICA


La mayoría de las personas respondería a esta pregunta diciendo que es un tiempo de paz y alegría, un tiempo de celebración por que recordamos que el redentor del mundo se hizo hombre para salvarnos, si embargo en el sentido práctico esta festividad se ha convertido en una época de consumismo en donde el tener, comer y regalar no solo es lo mas importante sino lo esencial, es por eso que esta fecha se relaciona mas con papa Noel o Santa Clauss, que con aquel que sustenta el universo con la palabra de su poder.

La encarnación del verbo es uno de los hechos más maravillosos y trascendentales de la historia humana, Sin Cristo no habría la expiación ni perdón de pecados, ni esperanza alguna para nuestra salvación, pero su nacimiento no es el inicio del autor de la vida, el evangelio de Juan dice acerca de su preexistencia  “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Juan 1:1-5

Los profetas lo anunciaron, Isaías dijo categóricamente: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se  llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Llegado el tiempo establecido, Dios cumplió su promesa “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14, El Cristo fue enviado a este mundo para nacer de una virgen, vivir bajo la ley para guardarla, andar sin pecado, mostrar su justicia y perfección, ir a la cruz  para cargar nuestros pecados y allí morir en nuestro lugar, satisfacer la justa ira de Dios, reconciliar al hombre con su creador e imputar a quienes creen su justicia. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”(2Co 5:21).

La navidad no se limita a un solo día, de hecho no sabemos a ciencia cierta la fecha exacta de su nacimiento, no consiste en intercambiar regalos, la vida eterna es la más grande dádiva para ti y para mi (Rom. 6:23), no es disfrutar de una exquisita cena, la mejor de ellas está reservada para los bienaventurados en aquel gran día (Apo. 19:9), tal vez por estas razones los apóstoles nunca celebraron esta festividad, tampoco  ordenaron hacerlo, la navidad es estimar cada día el valor la obra redentora del salvador, pues un Dios infinitamente justo, quien declara que “… de ningún modo tendrá por inocente al culpable”  debía proferir para nosotros sentencia de muerte, en lugar de esto proveyó para sus escogidos, un cordero sin mancha para que fuese la propiciación por sus pecados, mostrando su amor y misericordia sin dejar de ser justo y Santo, dándonos así el maravilloso beneficio del perdón, dándonos la posibilidad de afirmar: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Rom. 8:1.

Lo que el mundo llama navidad, bíblicamente es solo el inicio de la última etapa del proceso de salvación para el hombre, el mayor ofrecimiento para la humanidad al rechazarla no hay esperanza alguna para tu alma, quien será llevada cautiva a prisiones eternas, pero si vienes a Cristo el no te echará fuera, te recibirá, Él le lavará, Él te salvará, te abrirá las puertas del cielo para que disfrutes de su gloria por siempre.

La buena noticia no es solo que el Cristo nació en un pesebre, sino que él murió por mis pecados, resucitó como prueba de que su sacrificio fue aceptado por el Padre, subió a los cielos y hoy reina el universo a la diestra del padre, por tanto el nacimiento de jesús es solo un aspecto de su paso por la tierra, tal vez por esta razón él nunca ordenó celebrar su cumpleaños, el mandato es recordar hasta el día de su retorno y a través de la cena del señor, que su cuerpo fue partido y que su sangre fue derramada por muchos. 1 Cor. 11:24-26; Mat. 26:28

 El que tiene oídos para oír, oiga.