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domingo, 28 de septiembre de 2014

CUANDO EL ESTADO REDEFINE EL CONCEPTO DE MATRIMONIO Y FAMILIA


Vivimos en una sociedad mediática en donde cada día se pone sobre el tapete un tema distinto de debate y de cuando en cuando (dependiendo de las circunstancias) se recicla alguno de ellos; un caso recurrente es la polémica que genera el matrimonio homosexual y los derechos de adopción de estas parejas, en cada una de estos episodios se oyen opiniones a favor y en contra, siendo cada vez mas fuerte aquellas que consideran que legalizarlo es un adelanto social y una clara evidencia de una sociedad incluyente y tolerante, a su vez son menos las voces de quienes se oponen y mucho menos los que se interesan por la opinión que tiene Dios al respecto, pero debido al incomodo hecho (para muchos) de que el matrimonio viene Dios, tenemos la obligación de conocer su punto de vista.

Lo primero que tenemos que decir es que no importa cuánto se desee ser compasivo con los homosexuales, es necesario agradar a Dios para la exaltación de su justicia, por tanto debemos decir sin titubeos que la palabra de Dios enseña que los homosexuales están en rebelión desafiante contra la voluntad de su Creador. “… ¿no habéis leído que él los hizo al principio, varón y hembra los hizo,…?". Mateo 19:4, y no solo ellos sino cualquiera que intenta cambiar la descripción que Dios le da a la unión conyugal y a la familia, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”(Gén 2:24)

Vivimos en tiempos en que  los valores y normas morales están siendo transformados bajo argumentos pragmáticos como “vive tu sexualidad como quieras” o “tus derechos priman por encima de cualquier otro principio” y es por eso que cada vez es más recurrente ver como los países ajustan sus legislaciones para dicho propósito, siendo Holanda el primero que permitió el matrimonio de parejas del mismo sexo y Dinamarca el que se ha atrevido a más, pues su parlamento aprobó el pasado 15 de Junio una ley que obliga a las iglesias a llevar a cabo los oficios religiosos de uniones de parejas gay.

 Cuando el estado asume un papel que no le corresponde y pretende redefinir el concepto de matrimonio y familia, no solo implícitamente intenta suprimir el criterio que Dios tiene del pecado, sino que inevitablemente fundamenta la supervivencia de la sociedad sobre un modelo anti bíblico sustentado en leyes que por ser de inspiración humana, son de corto efecto en el tiempo, normas que deberán ser ajustadas a la necesidad y criterio de cada época; por tomar un ejemplo, un país como Colombia desde 1810 ha tenido 16 constituciones y la actual vigente desde 1991 ha sufrido no menos de 37 reformas es decir en promedio una reforma cada 7,5 meses, cuyo fin es redireccionar, redefinir y rediseñar los aspectos políticos, sociales, económicos, administrativos y judiciales para el momento, en contraste  los preceptos de Dios en todos los aspectos de la vida del hombre son los mismos y de igual aplicación sin sufrir modificación o adaptación alguna en el tiempo.


El pensamiento que Dios tiene del matrimonio y la familia no ha cambiado:

 1.   Con géneros claramente descritos “… Varón y hembra los creó” Génesis 1:27.


 2.   Su objetivo sigue siendo el mismo “…fructificad y multiplicaos;...” Génesis 1:28, fin que nunca podrá cumplir una pareja del mismo sexo.

 3.  Con roles definidos, el varón es la cabeza de la mujer, Efesios 5:23, Génesis 3:16 y la mujer es la ayuda idónea del varón. Génesis 2:18

 4.   La responsabilidad del hombre es hoy la misma. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,” Efe 5:25

 5.   De igual manera la obligación de la mujer no ha variado. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; ”Efe 5:22

 6.   Tampoco los privilegios del matrimonio. “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;…” Hebreos 13:4

Por esta razón es claro que el estado no tiene autoridad para legislar con el propósito de legalizar lo que hoy se denomina el “matrimonio igualitario” ni tampoco puede permitir la adopción de niños a parejas gay, procurando cambiar la definición bíblica de la familia, por otro lado también es claro que quienes pretendan defender el matrimonio y la familia como instituciones de origen divino deberán hacerlo valientemente desde las escrituras.  


El que tiene oídos para oír, oiga.

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