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lunes, 12 de enero de 2015

¿PORQUÉ LA IGLESIA NO ES UN PARTIDO POLíTICO?


Hace un tiempo alguien me hizo un comentario respecto de la participación de las iglesias Cristianas en política, esta persona decía notar en los cristianos cierto temor de participar en las decisiones trascendentales de su país, sin  embargo si bien es cierto puede tener algo de razón esta apreciación, convenía exponer a través unas líneas lo que la Biblia relata acerca de las grandes transformaciones sociales sufridas por el pueblo de Israel y que casualmente siempre estuvieron relacionadas con el arrepentimiento del pueblo, el volverse a Dios y el restablecimiento de la predicación de su palabra. Esto fue lo que escribí:

Después de cuatrocientos treinta años de esclavitud en Egipto, el pueblo de Israel era una nación fallida privada de la libertad y sumida en una profunda crisis social, este pueblo fue liberado de tal condición una vez volvió su mirada a Dios en arrepentimiento y clamor, no fue un partido político ni sus promesas de  relizar reformas de fondo las que produjeron tal Transformación, fue el poder de Dios obrando soberanamente (como él quiso) aun a pesar de la oposición del Faraón el hombre más poderoso del mundo; una vez en el desierto el pueblo Judío se reveló un sinnúmero de veces en contra de las leyes divinas, trayendo sobre si los juicios de Dios, uno de ellos se relata en los capítulos 13 y 14 de Números, ellos (Los Hebreos) se negaron a tomar la tierra dada como herencia eterna, ¿cual fue la solución en cada uno de estas circunstancias? ¡Establecer un comité cuyo finalidad fuera plantear las políticas necesarias para salir de Desierto? ¡NO, VOLVERSE A DIOS!.

El libro de Jueces narra de manera detallada 7 periodos en que Israel ya establecida como nación, de manera cíclica se desbocaba tras de sus ídolos y como consecuencia caía en el desenfreno moral y cada uno de ellos marcados por la escasez, la hambruna y la injusticia social, también en cada uno de ciclos vinieron tiempos de prosperidad y justicia, siempre después que la nación volvió su mirada a Dios, una vez más la política no tuvo nada que ver. Ya conocemos los tiempos de los reyes, el pecado o la búsqueda de Dios estaba estrechamente relacionado con el caos o la grandeza del pueblo, por cierto la Biblia no habla de políticas públicas, ni de Mesías humanos, ni tampoco de la necesidad de nuevas leyes para enfrentar la crisis, solo arrepentimiento del pueblo.

En el nuevo testamento la única referencia a la política dentro de la religión es la alusión a los fariseos y los saduceos, por cierto juntos deliberaron como partido para votar por la ejecución de un justo; el señor Jesús, los apóstoles en el libro de los hechos y en las epístolas nunca hicieron referencia a la necesidad que la iglesia del señor se constituyera como fuerza política para cambiar la sociedad de su tiempo, por el contrario el señor Jesucristo fue categórico en afirmar en que SU REINO NO ERA DE ESTE MUNDO, en tal sentido siempre se retiró del pueblo que le seguía cuando este quiso hacerle rey. Juan 6:15.

A principio del siglo XX la historia refiere un hecho que cambio la historia de Gales una pequeña nación del reino unido, quien después que experimentar uno de los despertares espirituales mas grandes del pueblo cristiano, esta región fue transformada radicalmente, una conversión masiva de personas (se habla de por lo menos 100.000 personas) en un lapso corto de tiempo, fue tal impacto social de hecho que las cantinas fueron cerradas por falta de clientes, las cárceles estaban vacías, no se registraron por mucho tiempo hechos delincuenciales, los niños, jóvenes y ancianos fueron conminados a salir a los campos y ciudades a predicar el evangelio, este hecho se has repetido en muchas partes del planeta como resultado de la predicación del santo evangelio, que es lo único que transforma vidas y por ende la realidad de los pueblos.

Ahora ¿los cristianos pueden participar en el sistema democrático de sus respectivos países, eligiendo y haciéndose elegir? No solo pueden, deben hacerlo puesto que debemos someternos a las autoridades establecidas por Dios, pero nunca convertir la “congregación de los llamados afuera” (la Ekklesia) en un partido político, ni tampoco hacer de los pulpitos (donde se debe predicar la santa y bendita palabra de Dios) en un lugar donde se promulgan arengas y se difunden discursos con promesas proselitistas, ni mucho menos ver los miembros del cuerpo de Cristo en un posible voto con el fin de realizar a fin de cuentas el sueño y planes de unos pocos.

Decir que necesitamos politizar el cristianos no solo es desconocer la voluntad de Dios, claramente manifiesta en su palabra sino también ignorar  la historia, en Colombia los partidos políticos cristianos participan en los diferentes estamentos del estado hace mas de 25 años y el balance no solo es muy pobre sino que en algunos caso es vergonzoso, lo cual evidencia el verdadero interés de quienes dirigen estas organizaciones.

Creo que lo único que debemos temer es no hacer lo que el señor de la iglesia nos mando hacer antes de su partida,  “ID, Y HACED DISCIPULOS A TODAS LAS NACIONES…”

El que tiene oídos para oír, oiga.