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miércoles, 20 de agosto de 2014

EL PRECIO DE LA PAZ


Para la mayoría de nosotros el 16 de Enero de 1992 no es una fecha que esté relacionada con algún hecho importante, sin embargo para la memoria histórica de la república del Salvador es el día en que se firma un acuerdo de paz que buscaba poner fin a una guerra civil que por 12 años desangró a este país Centroamericano, dejando un lamentable saldo de 70.000 muertos, 8.000 desaparecidos y a una sociedad sumida en la miseria y el atraso. Este día había llegado después de que los actores del conflicto se convencieran que la única alternativa razonable para terminar la barbarie era la negociación. Sin embargo luego de 22 años esta esperanza parece no haberse concretado todavía, pues si bien se produjo una dejación de armas por parte de los grupos insurgentes, la violencia no desapareció, ya que esta sigue presente a través de poderosas bandas delincuenciales, a donde fueron a parar un buen numero de excombatientes, produciendo hoy un número de muertes similar al de los 80’s. Un destino semejante tuvieron los procesos de paz de Guatemala y Nicaragua, y aunque este último no tiene el grave problema de pandillas, si es afectada por una pobreza y desigualdad galopantes.

 En la pasada contienda electoral a la presidencia de Colombia los dos candidatos con más opción de ganar abordaron el tema de la PAZ como nunca antes se había hecho, cada uno tenía su propia tesis acerca de cómo alcanzarla, con condiciones o sin ellas, con perdón absoluto o sin impunidad; Cabe anotar que ellos no han sido los únicos ni los primeros en hacer promesas de paz, en el pasado cercano de este país, otros lo intentaron y sin excepción todos fracasaron dejando cada uno tras su malogrado empeño, una estela de frustración y desengaño; Por tanto vale la pena preguntarnos ¿Colombia está frente a una verdadera probabilidad de conseguir una paz duradera?¿Que hace diferente esta nueva posibilidad de negociación, que fue avalada por casi nueve millones de votantes?  Realmente no conocemos el futuro, sin embargo teniendo como base las verdades de la palabra de Dios, podemos concluir que no será esta la oportunidad, ni la forma en que la conseguiremos.

Si bien es cierto podemos decir que la paz es en esencia el fin de todo conflicto o rivalidad, que es el disfrute de un estado pleno de tranquilidad y calma, donde la reconciliación es un elemento fundamental, en el antiguo testamento el concepto de paz es mucho más amplio, el termino hebreo Shalóm (traducido regularmente como paz) da la idea de seguridad, bienestar, salud, felicidad y prosperidad, significa además algo bueno, completo o perfecto, en el nuevo testamento se adiciona el concepto de unidad y tranquilidad, pero en ambos casos se muestra a Dios como la fuente de la paz,  ya que ella es un atributo inherente a la persona y naturaleza de Jehová.Shalóm de Jueces 6:23, del mismo Dios de paz de Hebreos 13:20.

Por el contrario la guerra siempre ha estado profundamente vinculada al alma humana, la Palabra de Dios nos  enseña  que es allí en donde nacen las contiendas, “ ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?   Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. Santiago 4:1-2. El hombre no nacido de nuevo es esclavo de pasiones y deseos pecaminosos  tales como la codicia y la envidia, condición que lo hace un potencial factor de confrontación, esta fue la causa del primer homicidio de la historia, Caín se convierte en el asesino de su hermano por considerar no ser estimado de la misma manera que su víctima. Por otro parte la biblia nos muestra que la guerra es una manifestación de los juicios de Dios sobre la tierra, tanto en las naciones paganas  como en el pueblo Israel, este último recibió la promesa que disfrutaría de paz, siempre y cuando Jehová fuera su Dios y caminara en sus mandamientos, Levíticos 26:1-6, pero también fue advertido que padecería de espada y perturbación permanente como resultado de su desobediencia e impiedad, Levíticos 26:1-6.

Por lo anterior es claro que la paz no puede ser reglamentada por ningún marco jurídico, ni será el desenlace del desarme de las fracciones insurrectas de izquierda, tampoco el resultado de acuerdos políticos,  el hombre nunca tendrá paz ni mucho menos podrá ofrecer paz mientras en él persista el mayor de los conflictos, SU ENEMISTAD CON DIOS que se evidencia en la amistad del hombre con el mundo, “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”Santiago 4:4 

Colombia y el mundo no necesitan negociadores, ni legisladores, se requieren predicadores valientes que calcen sus pies con el evangelio de la paz, Efesios 6:15, Embajadores de Cristo que rueguen a los hombre “reconciliaos con Dios 2 Corintios 5:20, de otra forma seremos como los sabios y sacerdotes en tiempos del profeta Jeremías que curaban la herida (espiritual) del pueblo con liviandad (Superficialmente) y proclamaban “hay paz, hay paz”, cuando en realidad nunca la hubo. Jeremías 8:9-11. Recordando las palabras de nuestro señor Jesucristo “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27, debemos preguntarnos ¿Cual es la paz que buscamos, la que vanamente ofrece el mundo o la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento? la paz que le pertenece al “Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. Sal 46:9


El que tiene oídos para oír, oiga.

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