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domingo, 3 de agosto de 2014

¿CUANDO VAS A CAMBIAR?


Esta tal vez sea una de las preguntas más frecuentes y hecha casi todos los días por diferentes personas, se la formula el padre al hijo contumaz, la esposa al marido sinvergüenza, el patrón al empleado irresponsable, pero por sobre todo es la pregunta que hacen lideres, consejeros y pastores a miembros de su feligresía, ya que a pesar de asistir por años a sus iglesias y a pesar de haberles dedicado largas horas de consejería, enseñanza y discipulado siguen pensando y actuando de la misma manera que cuando llegaron.

Ministramos en las personas con el objetivo de moldear sus vidas, esperando ver asomo de cambio, ver como los rasgos de amargura, rebeldía, inmoralidad son reemplazados por un carácter nuevo semejante a Cristo, pero la realidad es otra, tales cambios nunca llegan, en otros casos aparecen por un corto tiempo y luego se van, este que al parecer debiera ser el gran objetivo de todo guía espiritual, poco a poco se convierte en una gran frustración y es así como resignados ven una grey mezclada con personas maduras, que crecen espiritualmente, que evidencia una vida transformada (grupo que regularmente es la minoría), con  otros que por no decirlo de otra manera son una vergüenza para el evangelio. Entonces se plantean interrogantes con el fin de buscar una respuesta a este problemática, ¿Dónde está error? ¿En que estamos fallando? ¿Qué no estamos haciendo bien?

A partir de estos cuestionamientos se han propuestos diferentes posiciones y por ende distintos posibles soluciones, algunas líneas de pensamiento dentro de la iglesia dicen que en la medida que se mantiene la gente ocupada sirviendo dentro del ministerio, se le da menos tiempo a la mente  para estar desocupada por lo cual se reduce significativamente la posibilidad de reincidir en las conductas pecaminosas del pasado, otros plantean que los grupos especializados a los cuales regularmente se les llama ministerios o células deben convertirse en grupos de apoyo en donde cada miembro es moldeado conforme la influencia del grupo, otros se elevan un poco más apoyándose en las teorías freudianas dividiendo el cerebro en el consciente y el inconsciente,  afirmando que  el 98% de nuestras acciones son gobernadas por el cerebro inconsciente, por lo cual si queremos ver cambio significativos, es allí donde tenemos trabajar, asegurando además que accediendo al cerebro inconsciente en donde las creencias y los hábitos residen, podemos elegir colocar los pensamientos que queremos tener (por ejemplo: tengo un espíritu de poder, soy sano, soy libre, etc), todas estas opiniones plantean al parecer soluciones novedosas y efectivas pero puedo asegurar sin temor a equivocarme que  estas posiciones anteriormente referidas están equivocadas. En principio esta afirmación pareciera ser odiosa, pero ante las evidencias Bíblicas no queda otro remedio que decirlo.

Una de los más hermosos versículos de la Biblia es 2 Corintios 5:17 que dice lo siguiente “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Este pasaje se repite una y otra vez en los cursos de formación y en las citas pastorales pero en realidad, para algunos solo tiene un efecto teórico y no vivencial, otros lo ven como mera poesía, la mayoría ni siquiera podrían explicarlo, pero su contenido encierra una de las más grandes verdades del cristianismo, define al verdadero creyente, dice literalmente que lo que ha ocurrido en él es un verdadero milagro, aquel individuo que ha sido regenerado por la acción del espíritu santo a recibido la simiente de Dios, por lo cual ya no es él, es un nuevo individuo con características nuevas, pensamientos renovados y por ende con una nueva escala de valores, potencialmente imposibilitado para persistir en una vida de continuo pecado, no está diciendo que nunca más pecará, esta afirmando que tiene un nuevo corazón, capacitado para andar en los estatutos de Dios, guardar sus preceptos y ponerlos por obra, tal como lo dice jeremías 36:25-27.

En resumen lo que dice el pasaje de 2 de corintios 5:17 es que toda estrategia humana será infructuosa tratando de cambiar a alguien si primeramente este hombre o esta mujer no ha nacido de nuevo; seguirá en las cosas viejas si Dios primeramente no ha actuado en su vida, como lo afirma el versículo 18 (Y todo esto proviene de Dios…). Cuanto tiempo y dinero se ahorraría si los que tienen la posibilidad de enseñar acerca de la doctrina de la regeneración (nuevo nacimiento) lo hicieran como su preferente asunto, dado que si bien esto es un don de Dios, ocurre como resultado de la predicación de su palabra, tal como la afirmó el apóstol Pedro en su primera epístola capítulo 1 versículo 23  siendo RENACIDOS, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la PALABRA DE DIOS  que vive y permanece para siempre.


El que tiene oídos para oír, oiga.

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