La criogenia es una proceso científico que permite la congelación de objetos o substancias
orgánicas a temperaturas extremas en un
corto tiempo, con el fin de evitar el deterioro de las mismas por la acción de
las bacterias, de los virus y la influencia del medio ambiente, todo esto para
conseguir luego recuperarlos sin que hayan sufrido daño alguno
.
Una de las
aplicaciones más comunes es en el área de la medicina, tejiéndose alrededor de su uso y desarrollo mitos que afirman que se
han congelado personas moribundas con el objetivo de descongelarlas en el
tiempo donde se halla encontrado cura para su enfermedad terminal; la lista de
estos personajes es interminable, Walt Disney, Michael Jackson, el beisbolista
Ted William entre otros, ¿Será cierto? No lo sabemos, es probable que sean solo
especulaciones, pero me pregunto, si fuera cierto y si hubiéramos contado con
esta tecnología en los siglos XV y XVl de tal forma que una vez congelados en
ese tiempo, pudiéramos despertar hoy a John Huss,
William Tindale, John Knox, Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrico
Zwinglio, hombres importantes del periodo de la reforma de la iglesia y estos
se sentaran de manera desprevenida en las bancas de cualquier iglesia cristiana
contemporánea para que escuchar uno de los sermones que se predican cada semana,
¿Cuál sería la impresión de ellos?
En este
hipotético escenario, quiero que usted mismo saque sus propias conclusiones, hablaremos
vagamente acerca de lo que enseñaron y creyeron para que se pueda contrastar
con la enseñanza actual. La reforma fue un movimiento que tuvo su razón de ser en
el deseo de retomar las doctrinas fundamentales del cristianismo, verdades que
se habían archivado en manos de la iglesia Católica Romana, dando paso a
costumbres y creencias arraigadas en la tradición y no conforme a las
escrituras, conllevando al abuso, la
1.
Sola scriptura (solo por medio de la escritura).
2 Timoteo 3:16-17 Sin excepción todos los reformadores aseguraron que la Biblia
es la palabra de Dios, por tanto es la autoridad suprema y la única fuente de
doctrina cristiana, suficiente no solo para que el hombre encuentre información
para su salvación sino además entendimiento acerca del manejo general de su
vida, ellos enseñaron que las Sagradas escrituras podían ser entendidas e
interpretadas con claridad por medio de ella misma, en decir el cristiano no
requiere para su desarrollo cosa alguna diferente a la Biblia, sin embargo a finales
del siglo XlX, movimientos religiosos como las Testigos de Jehová y los
Adventistas empezaron a afirmar que se eran necesarios los escritos de sus
respectivos fundadores para conocer los pensamientos profundos de Dios; en
nuestro días la historia se vuelve a repetir, la proliferación de la literatura
“cristiana” se ha convertido por un lado en una muy lucrativa forma de adquirir
ganancias y por otro una fuente de conocimiento de supuestas nuevas
revelaciones que Dios está dando a la iglesia contemporánea.
¿Alguien puede recordar el libro “Una
vida con propósito” del pastor Rick Warren? Se dice que se han vendido más de
40 millones de copias solo en español, algunos afirman que ya supero en ventas
a la misma Biblia, pero así como los Testigos de Jehová y los admiradores de
señor Warren, son inspirados por libros hechos por manos de hombres finitos, hoy
muchas denominaciones Cristianas han desarrollado particulares sistemas de
enseñanza, fundamentados en manuales que se convierten en interpretes
exclusivos de la mente y voluntad de Dios, desdibujando la doctrina de la
suficiencia de la escritura.
2.
sola gratia (Solo por la Gracia). Efesios 2:8-9.
Mientras la iglesia romana enseñaba (de hecho aun lo hace) que la misa es un
sacrificio propiciatorio y que por medio de ella Dios nos otorga la gracia y el
don de la penitencia necesaria para remitir nuestros pecados, los reformadores
regresaron a la doctrina bíblica de la salvación no por los meritos del pecador,
sino por la gracia Divina, es decir como un favor inmerecido de parte de Dios,
basada únicamente en la obra de Cristo en la Cruz. En contraste hoy enseñan (los
falsos maestros) que Dios demanda de nosotros todo tipo de esfuerzos humanos,
que van desde desarrollar ministerios exitosos con excelentes resultados financieros,
hasta peregrinaciones a tierra santa como forma de ganar el favor y la
bendición de Dios.
3.
Sola fide (Solo por la Fe). Gálatas 3:11. Casi
como un grito desesperado fue anunciada en su tiempo esta verdad, ¿Para qué
comprar las costosas indulgencias plenarias ofrecidas por el papa de turno como
medio de salvación, si la provisión eterna de Dios es por la fe puesta en
Jesús? Una vez mas hoy surge la tendencia de vender el favor de Dios así como
quienes están dispuestos a comprarlo, solo basta encender la televisión para
ver falsos pastores prometiendo la bendición plena de Dios y hasta la
conversión de algún familiar o amigo, a cambio de pactar con sumas de dinero
que además sirven para edificar grandes imperios eclesiales.
4.
Solus Christus (Solo Cristo) Hechos 4:11-12. En
oposición a la doctrina que enseña acerca de la necesidad de las oraciones
intercesoras de los feligreses para sacar las almas del purgatorio, a la invocación
de los santos (principalmente de la virgen María) para que actúen a favor de
los creyentes y la veneración de las reliquias, los reformadores enfatizaron en
la necesidad de colocar la fe solo en Cristo como único mediador entre Dios y
los hombres. Hoy no hay imágenes en las iglesias protestantes, pero estas fueron
reemplazadas por una forma sofisticada de idolatría, ya que están plagadas de falsos
cristos, que sin decirlo abiertamente se muestran como los mesías de sus
congregaciones, figuras carismáticas a los cuales se les llama “el Ungido” o
“El siervo de Dios” y que gozan de un nivel de credibilidad por encima de las
escrituras, usurpando dentro de la iglesia el lugar que solo le pertenece al
que la compro con su preciosa sangre.
5.
Soli Deo Gloria. (La Gloria solo es para Dios).
Apocalipsis 4:11. La convicción clara de los reformadores fue la de entender
que todo cuanto hace Dios, incluyendo la salvación del hombre tiene un solo
fin, que su nombre sea glorificado en todo tiempo y poner de manifiesto las
excelencias o virtudes de su carácter. Efesios 1:4-6, por el contrario hoy afamados
predicadores, profetas internacionales, apóstoles, salmistas y cantantes son
las vedettes de un público ávido de becerros de oro para adorar, quitando el
protagonismo al único que es digno de toda la gloria, nuestro soberano Dios y
Padre, a su vez el evangelio que se predica en este tiempo tiene una sobredosis
de humanismo donde lo importante es el hombre y sus necesidades.
Una vez terminado este corto recorrido
por los fundamentales de la fe de aquellos que no solo confesaron abiertamente
sus convicciones sino que estuvieron dispuestos a morir por ellas, ¿Cuál es su
conclusión? ¿El evangelio contemporáneo es el mismo de los precursores de la
reforma? ¿Es el evangelio del apóstol Pablo, del apóstol Pedro, de Marcos y del
señor Jesucristo?
El que tiene oídos para oír,
oiga.
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