Cuando leo en la epístola de
colosenses la expresión de san Pablo “Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” (Col 2:8) quisiera conocer al
detalle a lo que el apóstol se refería pero creo que por ahora no lo sabremos, sin
embargo el contexto del capítulo 2, nos da algunas pistas de cuál era la raíz de
su preocupación, pues al usar frases como “vosotros estáis completos en él…” “
en el fuiste circuncidados con circuncisión no hecha a mano,..” “por tanto,
nadie os juzgue en comida o en bebida,” podemos darnos cuenta que la iglesia
ubicada en la prospera ciudad de Colosas, estaba siendo bombardeada por todo
tipo de doctrinas, que añadían a la obra de Cristo elementos traídos tanto del
Judaísmos como del pre gnosticismo, dando
como resultado un cristianismo influenciado por el sincretismo filosófico
y religioso.
Esta inclinación nunca desapareció de
la iglesia, llevado al extremo en los siglos XV y XVI en donde las indulgencias
plenarias eran presentadas como la manera correcta para obtener la salvación,
acordadas previamente con el papa de turno por un precio justo. Si quisiéramos
ilustrar tan solo algunas de las más aberrantes desviaciones doctrinales del
cristianismo, tendríamos que valernos de varias semanas a través de este medio
para tan solo mencionarlas, pero haciendo uso del principio de eficiencia
podremos decir que una de las peores es la negación de la suficiencia de las
escrituras.
Hay una tendencia en el ser humano de
considerar que su conocimiento esta a la par de la sabiduría divina despreciando
su palabra y por consiguiente trayendo sobre si el juicio de Dios. El profeta
Jeremías en su tiempo amonestó a los sacerdotes y profetas por considerarse
sabios, no solo aborreciendo la palabra de Dios sino avergonzándose de ella, a
lo cual el señor en respuesta les entrega a cautividad (Jer. 8:9-10). En
tiempos de los apóstoles, el pueblo de Cesarea luego de escuchar un impactante discurso
de boca de Herodes Agripa, grita frenéticamente ¡voz de Dios y no de hombre¡ como
resultado un ángel de del señor hiere a dicho rey, muriendo literalmente comido
por gusanos. (Hech. 12:22-23)
Este juicio es evidente en nuestros días, una
iglesia que olvido la suficiencia de la escrituras se encuentra a la deriva
navegando en aguas doctrinales peligrosas, condición advertida a Timoteo por el apóstol Pablo “Porque vendrá
tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír,
se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de
la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2Ti 4:3-4), cuan fácil es
escuchar hoy en las iglesias enseñanzas que tienen como único fin satisfacer el
oído de los oyentes, muchos líderes y pastores tomaron la opción de ser
cómicos, psicólogos y motivadores, abandonando la predicación bíblica necesaria,
remplazándola por sermones diseñados para que la audiencia se sienta a gusto, trayendo como consecuencia la infancia y
marasmo espiritual del pueblo, esta situación es similar a la del paciente que quiere
ser formulado según su deseo y no conforme a conocimiento y experiencia del médico,
con el inevitable perjuicio de su salud.
Para poder
entender la suficiencia de las escrituras y la necesidad del estudio
sistemático de las mismas, debemos comprender lo que enseña 2 Timoteo 3:16, en este pasaje encontramos algunos
aspectos importantes que debemos resaltar:
. “Toda la Escritura
es inspirada por Dios,…”, Debemos entender que mientras los escritores
escribían cada palabra de la Biblia, Dios insuflaba adentro de ella su aliento
con el poder que da vida, como afirmó Jesús “…las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida.” Juan 6:63
. “y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia,”. Dios afirma con esto que la Biblia
no es un libro de historia, ni un compendio de relatos poéticos o literarios,
la Biblia es categóricamente su palabra, en tal sentido no es un texto que se lee para informarse, se
lee para transformarse, “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;
…”(Sal. 19:7)
.“a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,” Su
finalidad es cumplir el propósito principal para el hombre, ser conformado a la
semejanza de Cristo “… para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”
(Rom. 8:29)
.“enteramente preparado para toda buena obra.” Es
decir equipa completamente al estudiante de la Biblia para que ande en las
buenas obras que Dios preparó de antemano. (Efe. 2:10)
En consonancia a lo anterior podemos concluir que necesitamos
volver a apoyarnos en las sagradas escrituras, ya que es nuestra única fuente
de fe y práctica, es la guía para el correcto desarrollo de nuestro culto a
Dios, es el fin de toda divergencia doctrinal y por sobre todo es el manual de
vida para el creyente, ya que en ella se encuentra no la opinión de hombres
falibles, sino el dictamen y criterio de Dios. No necesitamos nuevas
revelaciones supuestamente entregadas por Dios en este tiempo, aceptar esta
afirmación es negar que la Biblia sea completa y suficiente.
Por último solo nos queda citar una
frase de uno de los más reconocidos teólogos de nuestros tiempos John MacArthur
“Francamente no entiendo a los predicadores quienes están dispuestos a abdicar
este privilegio solemne. ¿Por qué debemos predicar la sabiduría de los hombres
cuando tenemos el privilegio de predicar la Palabra de Dios?”
El que tiene oídos para oír,
oiga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario