Considero
que no hay palabra más contundente y clara en las escrituras que el término
“APOSTASIA”, y a pesar de que hace parte de unas de las advertencias del
espíritu Santo para estos tiempos, (1 Tim. 4:1) esta misma cada vez se escucha
menos en los sermones y enseñanzas de las iglesias, al punto que la gran
mayoría de los profesantes de hoy no podrían definirla con claridad y ni mucho menos
entender sus efectos en la fe contemporánea. El significado literal de la
palabra apostasía implica abandonar, desertar, dejar atrás algo en lo que se
creía, en su significado etimológico hace referencia a la deserción de la
verdad con rebelión e instigación a la revuelta, por otro lado en el contexto
del cristianismo se refiere a la negación de la fe salvadora en Cristo que
conlleva además a romper con la relación vital con Él y su palabra, entre tanto
que se desvirtúan y pervierten las verdades doctrinales fundamentales
cambiándolas por conceptos de origen extra Bíblico.
Contrario a lo que se cree y
afirma en el evangelicalismo actual, la condición de la iglesia es preocupante,
pues a pesar que se cuentan por millones las personas que han sido alcanzadas
por las organizaciones misioneras en todo el mundo y que los templos parecen estar
más abarrotados que en cualquier época de la historia, el mensaje del evangelio
cada vez se parece menos al predicado por Cristo, los apóstoles y los creyentes
del primer siglo; difiere no solo en la forma de presentarlo sino primordialmente
en su contenido y esto obedece en principio al deseo de las denominaciones de
hacer amistad con el mundo, con el fin de hacerse atractivas para el mundo,
pero al tratar de hacer esto, estas inevitablemente han tenido que renunciar a
la mayoría de las posiciones doctrinales que un día abrazaron, puesto que su
posición obedece al axioma de que si se elimina el anuncio agresivo del
evangelio y consiguen que el mundo les ame, amaran también al salvador, sin
embargo a la luz de las escrituras es claro que la iglesia que al mundo le
gusta es aquella que Dios aborrece.
La apostasía estuvo presente en la iglesia
primitiva, existe en la actualidad y también existirá en el futuro, en el cual
será un elemento inevitable dentro de un periodo de tiempo que conducirá al
reinado religioso del hombre de pecado (el anticristo) durante el tiempo de la
Tribulación (2 Tesalonicenses 2:3) por lo cual podemos esperar que la apostasía
sea más evidente en la medida que nos acerquemos a estos días.
Una de las características
doctrinales de la apostasía es el sincretismo que tiene varios niveles de
compromiso, uno a nivel local o denominacional, cuya finalidad es presentar una
propuesta religiosa para todos los gustos, y es por esta razón que es fácil
encontrar pastores, lideres e iglesias cuyas enseñanzas poseen elementos
traídos del catolicismo, hinduismo, la metafísica, ocultismo, la nueva era, la
programación neurolingüística, la sicología y todo viento de doctrina novedosa
que ha dado como resultado movimientos como el de la confesión positiva, el
movimiento apostólico y profético, movimiento de la palabra de fe, sanidad
interior, entre otras corrientes. Por otro lado el sincretismo se mueve a nivel
global a través de ecumenismo religioso, hoy se cuenta por miles el numero de
líderes e iglesias cristianas que pertenecen a organizaciones internacionales
como el consejo mundial de iglesias (CMI que buscan la unidad entre los cristianos, esto en principio pudiera
decirse que es algo bueno, si no se tuviera que renunciar y negociar la mayor
parte de las doctrinas fundamentales, como la salvación, la mediación entre
Dios y los hombres, la adoración de imágenes, verdades innegociables para el
verdadero creyente. El objetivo real del ecumenismo es el sentar las bases de
una súper iglesia mundial (llamada en el Apocalipsis como la gran ramera) en
abierta rebelión contra Dios y sometida a la autoridad del anticristo.
La pérdida de identidad doctrinal
es otra evidencias del periodo de apostasía, por tanto cada día va en aumento
el numero de rótulos en los templos con nombres como “Centro cristiano”
Comunidad Cristiana” negándose así a identificarse con el término “iglesia”
ocultando su herencia evangélica y protestante, dejando como consecuencia
muchos cristianos evangélicos que no saben quiénes son, ni en que creen y que
desconocen por completo la historia de la iglesia cristiana, la reforma
protestante, etc.
Hoy se abre paso el interés
personal sobre los valores bíblicos, los cuales cada día son más escasos, los
valores de referencia son el éxito, la eficacia y los logros que justifican los
medios, se dice de manera implícita “Si algo funciona bien y resulta hazlo”. El
pragmatismo es elevado como un verdad superior, colocándolo por encima de la
verdad absoluta de Dios, a tal punto que las iglesias y denominaciones han
aflojado los principios morales y espirituales, dando paso a la inmoralidad y
conductas vergonzosas, de tal manera que parece estar de moda la proliferación
de pastores con más de un matrimonio y la ordenación de ministros homosexuales,
afrentando no solo el nombre del señor sino yendo en contravía de su voluntad.
La idolatría es inherente a la
apostasía, ya que desviar la adoración de Dios hacia cualquier otro objeto o
elemento es precisamente el objetivo principal de estos tiempos, en donde hay
un fuerte instauración del culto al hombre, a tal punto que muchos líderes
“cristianos” de renombre se sienten y se proclaman dioses, afirman ser la
última instancia en cuanto a doctrina se refiere, desconociendo la autoridad de
la Biblia, moldeando a su antojo los pensamientos y convicciones de sus
seguidores con un evidente interés mercantilista. En ese mismo nivel están los
músicos que con su música corrupta a la que llaman cristiana, seducen y
manipulan las emociones de las gentes con ritmos sensuales y letras que van en
contravía de la sana doctrina, desdibujando el carácter de Dios y su voluntad.
Para culminar podemos concluir
que la apostasía es una realidad hoy y por ende estamos en los últimos tiempos,
por lo cual debemos estar alertas para no ser devorados por sus feroces fauces,
para eso debemos tener en cuenta algunas de sus características, mencionadas
por el apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:1–5, estas son: egoísmo, amor al dinero, un
espíritu orgulloso, blasfemia, desobediencia a los padres, ingratitud, falta de
santidad, falta de afecto natural, enemistad incesante de modo que los hombres
no puedan ser persuadidos a ponerse de acuerdo el uno con el otro, calumnia,
falta de dominio propio, salvajismo, oposición a lo bueno, conducta traidora,
impetuosidad (temeridad e imprudencia), altivez, amor al placer, una forma de
adoración sin santidad de vida. Le pregunto ¿estas son algunas de las cosas que
está viendo últimamente en su iglesia?.
El que tiene oídos para oír, oiga.
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