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sábado, 4 de octubre de 2014

LA SANTIDAD DE DIOS



La Santidad de Dios es uno de las verdades más importantes que un cristiano debe conocer ya que es fundamental para el entendimiento de Dios y del cristianismo; el tema de la santidad es tan valioso que la Biblia enseña que “santo es su nombre” (Lucas 1:49), sin embargo no siempre es tratado con reverencia y por el contrario muchas veces es usado de manera irrespetuosa e intrascendente, al punto que si preguntamos a un grupo de cristianos que es lo más importante para un creyente, muy seguramente las respuestas recurrentes serían la gran comisión, el trabajo social o la formación de líderes, no obstante Jesús enseñando acerca de la oración dijo “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,…” esta primera línea es una expresión de alabanza, pero la oración continua diciendo:  “santificado sea tu nombre.” Esta parte corresponde a la primera petición enseñada por Jesús dentro de este modelo de oración, por lo cual podemos deducir que una petición recurrente dentro de nuestras oraciones debería ser que el nombre de nuestro gran Dios sea considerado santo.
  
El Significado de la palabra “santo” proviene del vocablo hebrea qadosh que significa, “separado,” “puesto aparte” o “separado de uso común”. Con respecto a Dios significa primeramente que  como Creador, Dios está sobre Su creación y es totalmente distinto de cada ser creado, el es trascendente sobre su creación. La palabra “trascendencia” proviene del verbo latín trascendere que significa ir más allá, levantarse sobre, o exceder, lo cual indica que Él es único. En Éxodo 3:14 a la pregunta de Moisés, “Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?” Dios responde: “YO SOY Él QUE SOY”  No hay un mejor texto que este para comunicar quien es Dios, ya que cuando tratamos de describir a alguien utilizamos a otra persona como referencia o punto de comparación, en contraste Dios es incomparable, no hay nadie como Él, Jesús es Dios en carne y la única verdadera imagen de quien es Dios (Juan 14:9; Colosenses 1:15). Dios ahora contesta cada pregunta acerca de Sí mismo por medio de señalar a Su Hijo y declarar, “Yo Soy como Él.”

Cuando la Biblia habla de la santidad de Dios también  se refiere a que Él transciende la corrupción moral de Su creación y que está separado de todo lo que es profano y pecador. Dios no puede pecar, no puede gozarse del pecado, y no puede tener compañerismo con el pecado. Es importante entender que la santidad no es solamente algo que Dios decide ser sino que es inherente a su persona,  es decir hace parte de su naturaleza. Dios tendría que dejar de ser Dios para no ser santo, por lo cual no  hay absolutamente ninguna posibilidad de que Dios pudiera ser tentado o que su naturaleza pudiera ser contaminada. Salmo 5:4 Job 34:10 Isaías 59:1-2 Habacuc 1:13, Santiago 1:13 Santiago 1:17, I Juan 1:5 4.

En la literatura hebrea, se emplea la repetición para dar énfasis a lo que se declara, por ejemplo Jesús uso la repetición “de cierto, de cierto os digo” para enfatizar que lo decía era verdad, En Isaías 6:3 y Apocalipsis 4:8 leemos  la expresión de adoración a Dios: “Santo, santo, santo”, el hecho de que la santidad de Dios se declare tres veces denota que Dios es absolutamente e infinitamente santo, un entendimiento correcto de la santidad de Dios siempre resultará en una reverencia profunda ante Él.

Por lo anterior podemos decir que Dios no es neutral o apático acerca de la maldad, sino que le es una abominación, Proverbios 15:8-9. La palabra abominación proviene de la palabra hebrea toebá que se refiere a algo o alguien que es repugnante, ofensivo, asqueroso u obsceno, en tal sentido el dicho popular, “Dios ama al pecador, pero aborrece su pecado,” no es completamente bíblica, según Salmo 5:4-5,  Dios no solamente aborrece el pecado, sino también aborrece a los que lo practican. Entonces ¿Cómo se puede reconciliar esta verdad con otros textos bíblicos que hablan del amor de Dios para con los pecadores? Dios ha demostrado Su amor por medio de enviar a Su Hijo para morir por los mismos hombres que son objetos merecedores de su aborrecimiento. Proverbios 15:8-9

Ahora bien si nosotros no somos como Dios, ni somos trascendentes ni puros ¿Por qué la Biblia llama a los cristianos santos? Dios no llama santos porque hemos sido separados y consagrados para una vida diferente para honrarle y glorificarle, en tal sentido habiéndonos Él salvado, nos ha llamado para ser su pueblo especial sobre la tierra. ¿Cómo debemos vivir en respuesta a esta gran verdad? ¿Cómo debemos vivir ante un Dios santo? Según Hebreos 12:14, aprendemos que ninguna persona impía o sin santidad será aceptable a Dios. Esto no significa que podemos ganar aceptación ante Dios a través de nuestras propias obras, sino que significa que todos los que verdaderamente son salvos por medio de la gracia de Dios serán transformados por la misma gracia, es decir nuestro crecimiento en la santidad es la evidencia de nuestra salvación, por otro lado según Hebreos 12:5-11, Dios para asegurar que todos sus hijos reflejen Su santidad actuará con ellos cuando sea necesario en disciplina y amonestación.

En respuesta a la maravillosa verdad de la santidad de Dios debemos vivir ante Dios con Reverencia y Piadoso Temor: Salmo 96:9, debemos vivir ante Dios con Adoración, Gozo, y Acciones de Gracias: Salmo 30:4, debemos caminar en Santidad y Obediencia: Levítico 20:26, nosotros debemos responder por medio de separarnos de todo lo que a Él no le gusta y darnos a Él en adoración y servicio. Levítico 22:31-33, debemos andar con Integridad: Salmo 15:1-5.

La vida cristiana es una vida de no conformidad a la manera De este mundo, sino  en conformidad a la renovación de nuestra mente en Cristo Jesús, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Rom 12:1-2)


El que tiene oídos para oír, oiga.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Exelente. Hoy no se honra a Dios entre los que se hacen llamar hijos de Dios, porque no conocen a Dios, Santo,Santo,Santo.

Vladimir Mariño Landazabal dijo...

Amén